Tabla de contenido:
Los problemas del sueño como el insomnio pueden tener un componente genético que se manifiesta desde edades tempranas, según sugieren nuevos estudios científicos.
1. Predisposición genética al insomnio
Los expertos han encontrado que los niños con predisposición genética al insomnio presentan más dificultades relacionadas como problemas para conciliar el sueño o para permanecer dormidos toda la noche. Esto indica que la susceptibilidad al insomnio puede estar presente desde la infancia.
2. Percepción / realidad
En el estudio, las madres de los niños reportaron síntomas de insomnio que no siempre se correspondían con una falta objetiva de sueño detectada por monitores. Esto sugiere que a veces la percepción del problema puede ser mayor que la realidad.
3. La importancia de la higiene del sueño
Aunque la genética sea un factor, los padres pueden marcar la diferencia estableciendo buenos hábitos de sueño desde temprano. Se recomienda mantener ambientes oscuros y tranquilos para dormir, evitar comidas abundantes antes de acostarse y flexibilidad con los ritmos circadianos individuales.
4. Evaluar el impacto en el bienestar
Si los problemas de sueño del niño no parecen afectar significativamente su desempeño o estado anímico, puede no ser necesario alarmarse. Pero si se observa un impacto negativo en su bienestar, se sugiere consultar un especialista.
5. Los horarios escolares en conflicto
Los expertos señalan que los horarios escolares a menudo no se condicen con los ritmos circadianos naturales de los niños según su edad. Abogan por políticas educativas que se adapten mejor a las necesidades de sueño en cada etapa del desarrollo infantil.
En conclusión, con los hábitos adecuados y respetando las necesidades individuales, es posible sobrellevar mejor los casos de insomnio infantil con base genética.