Había una vez tres cerditos que eran hermanos. Vivían juntos con su mamá cerda en una pequeña granja. Los cerditos ya estaban bastante grandecitos. Entonces, su mamá pensó que ya era hora de que cada uno se construyera su propia casita para vivir solos.
El cerdito más pequeño se llamaba Pajarito. A Pajarito le gustaba mucho salir a jugar y pasear por el bosque, así que rápidamente construyó su casita con paja que recogió del campo. La casita de Pajarito quedó muy frágil, parecía que con un soplido se podía derribar.
El cerdito mediano se llamaba Maderito. A Maderito le gustaba explorar el bosque buscando nueces y frutas. Con la madera que encontraba construyó su casita rápidamente. La casa de Maderito era un poco más resistente, pero también se veía frágil.
El cerdito mayor se llamaba Ladrillito. A Ladrillito le gustaba tomarse su tiempo y hacer las cosas con calma. Decidió construir su casita de ladrillos. Le costó mucho esfuerzo transportarlos desde la granja. La casa de Ladrillito era sólida y resistente.
Un día un lobo feroz y hambriento pasaba por el bosque buscando algo para comer. Y vio las tres casitas. El lobo fue primero a la casa de paja de Pajarito y tocó a la puerta diciendo «Ábreme cerdito, que te voy a comer». Pero Pajarito no le abrió, así que el lobo sopló con fuerza y la frágil casa se derribó. Pajarito corrió asustado a refugiarse en la casa de su hermano Maderito.
El lobo fue entonces a la casa de madera de Maderito, tocó la puerta y dijo «Ábreme cerdito o derribaré tu casa». Pero Maderito tampoco le abrió, así que el lobo sopló y sopló hasta que la casa de madera también se vino abajo. Los dos cerditos escaparon y corrieron a esconderse en la casa de ladrillos de su hermano mayor Ladrillito.
Finalmente el lobo llegó a la casa de ladrillos, tocó la puerta y gritó «Salgan cerditos o echaré la casa abajo». Pero los tres cerditos estaban seguros en la sólida casa de ladrillos. Los tres hermanos no tuvieron miedo de los gritos del lobo. El lobo sopló con todas sus fuerzas una y otra vez, pero no pudo derribar la resistente casa.
Al final, el lobo admitió la derrota. Con la cola entre las patas se alejó para buscar una presa más fácil. Y los tres cerditos comprendieron que lo más importante es esforzarse y construir bien las cosas desde el inicio.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.