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Cuentos clásicos: Cenicienta

Érase una vez en un lejano reino una joven que vivía una vida feliz con su padre viudo. Un día, su padre se volvió a casar con una mujer malvada que tenía dos hijas: Anastasia y Genoveva.

Nuestra amiga debía cocinar, limpiar y servirles todo el día mientras ellas se burlaban. La obligaban a dormir entre cenizas junto a la chimenea. Y por ello, la llamaron Cenicienta.

Un día, el Rey del reino mandó una invitación a todas las jóvenes para ir a un gran baile en el castillo. El baile era para que el Príncipe eligiera una esposa. Las hermanas antipáticas de Cenicienta estaban muy contentas y emocionadas por ir al baile pero no dejaban que la pobre Cenicienta fuera.

La noche del baile, cuando las hermanas feas se fueron y la dejaron solita, Cenicienta se puso a llorar en el jardín deseando poder ir al baile y conocer al Príncipe. De repente, apareció frente a ella un Hada Madrina mágica que le dijo:

-No llores Cenicienta, yo usaré mi varita mágica para que puedas ir al baile bonita como una princesa.

Y dicho esto, con un movimiento de varita convirtió una calabaza de la huerta en un carruaje, a los ratoncitos en caballos, a un perro viejo en el conductor y finalmente a Cenicienta le regaló un vestido celeste con lindos zapatos de cristal.

Cenicienta le dio las gracias al Hada Madrina y se subió al carruaje rumbo al castillo. Allí conoció al Príncipe y bailaron felices toda la noche. El Príncipe se enamoró de Cenicienta porque era la chica más bonita y dulce del baile.

Pero cuando el reloj marcó la medianoche, Cenicienta recordó que debía irse rápido o la magia desaparecería. Salió corriendo tan rápido del castillo que perdió un zapato en la escalera.

Al día siguiente, el Príncipe fue por todas las casas probando el zapatito de cristal para encontrar a Cenicienta. Cuando por fin llegó a la casa de Cenicienta y le probó el zapato, este le quedó perfecto porque ella era la dueña.

El Príncipe le pidió a Cenicienta que se casara con él para ser su esposa y ella dijo que sí feliz. Se casaron y vivieron en el castillo como el rey y la reina. Cenicienta invitó a su madrastra mala y a sus hermanastras antipáticas a vivir con ellos en el castillo. Al ver lo buena y generosa que era Cenicienta, la madrastra y las hermanas cambiaron su forma de ser y todos fueron una gran familia feliz para siempre.

Y colorín colorado, este cuento de princesas ya se ha acabado.

Lucía Capdevila
Lucía Capdevila
Lucía es una enfermera que lleva más de 15 años curando y cuidando niños en un hospital, así que sabe un rato largo de bebés y de esos primeros años que vuelven locos a los padres. Ahora ella misma es mamá de dos pequeños, Martina y Daniel, con lo cual entiende aún mejor las noches sin dormir y las rabietas en el súper. En su blog escribe sobre todo lo que preocupa a las madres y padres nuevos: el llanto del bebé, cómo calmarlos, trucos para que duerman de un tirón, recetas fáciles de papillas, consejos para el baño... Explica las cosas de manera sencilla, transmitiendo tranquildad y buen rollo. Se nota que Lucía ha vivido en primera persona el caos de ser madre primeriza. Por eso ahora ayuda a otros padres contando sus trucos y todo lo que ha aprendido sobre cuidados de pequeños. Sus consejos son súper prácticos y escritos con mucho cariño. ¡Una lectura ideal para madres y padres!
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